La
sistematización disciplinada de la actividad física en frecuencia, intensidad,
tiempo y tipo para lograr mejoría de las aptitudes es lo que definimos como
ejercicio físico.
Son
incuestionables los beneficios que tiene para la salud la práctica regular de
actividad física, de hecho, está comprobado que el 55 % de la salud de una
persona depende de su estilo de vida. Lo que implica realizar diariamente
actividad física, llevar una alimentación saludable, no fumar, y controlar el
estrés.
Sin embargo el nivel de sedentarismo en la sociedad moderna es demasiado alto. Las personas prefieren utilizar
un auto o transporte público, mirar televisión o sentarse frente a su
computadora en los ratos libres en lugar de realizar ejercicio físico.
Aumentar
las actividades físicas en la vida cotidiana es el primer paso para vencer el sedentarismo. Caminar más, subir escaleras,
pasear al perro, son algunas de las actividades propuestas para comenzar.
A partir
de allí se hace necesario programar de forma disciplinada la actividad física y
comenzar con cantidades e intensidades
confortables. Por ejemplo, caminatas con aumentos progresivos de velocidad
y tiempos cada 4 o 5 días, de esa manera, es posible estar caminando de 30 a 45
minutos diarios después de aproximadamente 30 días.
El aumentar intensidades de
ejercicio, debe hacerse de acuerdo a la capacidad individual y preferiblemente
posterior a la consulta médica para conocer el estado de salud.
La clave está en tomar la decisión de iniciar disciplinadamente un
programa de ejercicios y un cambio de vida en este sentido, debido a que el
ejercicio físico ha demostrado lo siguiente:
-Mejora la
frecuencia cardíaca en reposo y aumenta la cantidad de sangre que el corazón
expulsa en cada latido. Mejorando su eficiencia al mismo tiempo que necesita
menos energía para funcionar correctamente.
-También contribuye
con la reducción de la presión arterial, mejorando pacientes con hipertensión arterial; aumenta la circulación en todos los músculos; disminuye la posibilidad
de formación de coágulos dentro de las arterias con lo que se previene la
aparición de infartos y de trombosis cerebrales.
-Sobre el
metabolismo, aumenta la capacidad de aprovechar el oxígeno que esta en la
circulación; aumenta el metabolismo de grasas durante la actividad con lo que
contribuye a la disminución de peso; mejora los valores de triglicéridos y colesterol; además mejora la tolerancia a la glucosa favoreciendo el tratamiento
de los pacientes con diabetes.
-Se ha
demostrado que las personas que realizan ejercicios físicos dejan de fumar con mayor facilidad, probablemente debido a que aumenta la sensación de
bienestar y disminuye el estrés mental, por la producción de sustancias en el propio organismo, que favorece
el “sentirse bien” después del ejercicio; disminuyendo también el grado de
agresividad y la sensación de fatiga.
¿Qué precauciones tomar?
Recuerda sobre todo respetar la progresión adecuada y hacer los ejercicios con una técnica correcta para evitar posibles lesiones, para lo que es ideal tener un instructor especialista en el área
El objetivo fundamental debe ser que la actividad física forme
parte de tus hábitos para tener un estilo de vida saludable.
Si se lo puede permitir, siempre le será de ayuda contactar un experto en planificación deportiva y
con un nutricionista. El primero sin duda le aconsejará sobre el tipo de
ejercicio físico más adecuado para usted y para el tipo de objetivo que se está
buscando y el nutricionista le marcará las pautas alimenticias más aconsejables
en su caso.
Tenga presente que a futuro
conforme haga más ejercicio y pierda peso es posible que se tenga que ir
ajustando la medicación, disminuyendo dosis e incluso suprimiendo algún tipo de
tratamiento, debido a que el ejercicio físico reduce la tensión arterial y mejora el colesterol y las cifras
de glucosa en sangre, por
lo que debe ir consultando con su médico con el fin de controlar la medicación
en caso de ser necesario.